Aprender la Historia al revés
El profesor Alfonso Sánchez-Palencia nos cuenta cómo trabaja con sus alumnos de 4º de ESO la asignatura de Historia empezando por el final. Una práctica que tiene numerosas ventajas para el aprendizaje y lleva a los alumnos a valorar el periodo de la Transición española, que muchos apenas conocen
“La idea surge hace cuatro años coincidiendo con el 40 aniversario de las primeras elecciones democráticas tras la muerte de Franco, al ver una noticia en televisión que hablaba sobre el bajo conocimiento de los adolescentes sobre la Transición democrática española. Recuerdo una entrevista a varios grupos de estudiantes en la que no sabían responder a preguntas tan básicas como “¿Quién era Suárez?” o “¿Qué sabes del intento de golpe de Estado del 81?”.
Todo esto, unido a mi admiración por este momento histórico y a todas las personas que contribuyeron a pasar de una dictadura a una democracia de manera ejemplar, me sumergió en una reflexión que desembocó en una básica conclusión: “Algo estamos haciendo mal los profes de Historia”. La reflexión me llevó a localizar la posible causa de este desconocimiento generalizado de esta etapa vital para la Historia de nuestro país; es la última unidad del extenso temario y son muchas las ocasiones en las que no da tiempo impartirla o lo hacemos de forma rápida y superflua.
Y de aquí surgió la idea: vamos a dar la Historia al revés. Partiremos del final y así nos aseguramos que nuestros alumnos conozcan, y sobre todo valoren, el proceso de la Transición y comprendan cómo es la España que ellos están viviendo y comprueben que es fruto directo de todo lo realizado por los primeros gobiernos democráticos de finales de los 70 y principios de los 80.
Tras conocer la España que les ha tocado vivir y de dónde ha surgido, pasaremos al siglo XVIII (comienzo tradicional del temario) y ahora tendremos la posibilidad de hacer continuas relaciones entre los acontecimientos de ese periodo con la actualidad. Así conseguimos un doble objetivo: en primer lugar, un aprendizaje mucho más significativo al comparar la España del XVIII y XIX con la actualidad de forma que los alumnos aprecien los avances de cada periodo y los muchos retrocesos o pasos atrás que hubo, y en segundo lugar, que nuestros adolescentes conozcan y valoren, con todas sus luces y sus sombras, los hechos y los personajes que lograron traer a España el mayor periodo de paz, progreso y convivencia utilizando una herramienta vital que desgraciadamente hoy brilla por su ausencia: el consenso”.