Detrás de cada mirada en nuestro Belén Viviente está el Niño Dios
Un año más llega a nuestro colegio Cardenal Spínola de Sanlúcar la Mayor la magia de la Navidad. Lo hace en forma de villancicos, de dulces, de panderetas, pero, sobre todo, se percibe en las caras de ilusión de nuestros alumnos cuando se acerca la hora de montar el Belén Viviente.
Cada curso se esmera en preparar con mimo sus escenas, en buscar sus disfraces, en cuidar cada detalle para que todo salga perfecto y cuando amanece ese día toda la comunidad educativa se afana en dejarlo todo listo para que, al abrir nuestras puertas, todo aquel visitante que las crucé se traslade a Belén de Judea, a ese humilde pesebre donde Jesús vino a dar esperanza a un mundo anhelante de compasión y misericordia.
El montaje del Belén no es para nuestros niños una mera actividad lúdica, que también , sino que significa el final de un periodo lectivo en el que han trabajado y se han esforzado, y el final de un tiempo de Adviento en el que han preparado sus corazones para la venida de aquel que todo lo puede. Un tiempo que anuncia el descanso merecido y unos días de vivir en la ternura de cada hogar momentos de amor y de felicidad.
Compartir con ellos ese día es para toda nuestra comunidad un privilegio, porque detrás de cada mirada y cada sonrisa podemos vislumbrar a ese Dios Niño que viene a inundar los corazones de todos.