Descubre en primera persona la experiencia transformadora del voluntariado Spínola

Nos acercamos al voluntariado Spínola de la mano de una persona muy especial para nuestra comunidad educativa. La seño Isabel María Perea comparte con nosotros su paso por Ayolas (Paraguay) y nos anima a participar en una experiencia vital y transformadora.
- ¿Qué te llevó a participar en un voluntariado con la Fundación Spínola Solidaria?
Desde muy pequeña, siempre he tenido mucha sensibilidad hacia las personas más débiles o necesitadas. Durante un tiempo, siempre que veía la televisión y aparecían imágenes o noticias sobre el tercer mundo, mi corazón se estremecía. Sentía que algo, por mínimo que fuera, debía hacer para poner mi granito de arena. En ese momento, me di cuenta que Dios me llamaba a participar en un voluntariado como los que ofrece la Fundación Spínola Solidaria.
- ¿Qué actividades realizabas y cómo impactaron en la comunidad que ayudaste?
Durante las ocho semanas que estuve en Ayolas (Paraguay), mi función principal y la de las tres compañeras que venían conmigo fue dar clases en el barrio de “Santa Rosa de Lima”, un barrio muy pobre, cerca de donde estaba la comunidad de las Esclavas. La enseñanza en aquel lugar se convertía todos los días en un gran reto por varios motivos:
En primer lugar, había niños que dominaban el español, otros que solo hablaban “Guaraní”, la lengua materna de Paraguay y otros que mezclaban los dos idiomas. La comunicación y la interacción con los niños, por tanto, se hacía algo difícil. Hacíamos lo que buenamente podíamos con los recursos de los que disponíamos.
Por otro lado, el pequeño recinto donde se daban las clases presentaba condiciones precarias. Estaba sucio, no tenía ninguna decoración…animaba poco al aprendizaje.
Además de las clases, también hacíamos vida con las personas del pueblo y como no, con las hermanas de la Comunidad de religiosas. A ellas, las ayudábamos en todo lo que necesitaban, salíamos por el barrio, colaborábamos en la pastoral Juvenil con los jóvenes del pueblo, participábamos en la Eucaristía del Domingo y en las distintas oraciones que realizaban en la capilla de la Comunidad.
- ¿Qué aprendizajes personales te llevaste de esta experiencia?
De esta experiencia he aprendido mucho y me ha hecho cambiar mi visión del mundo. Si tuviera que reseñar el mayor aprendizaje de esta experiencia sería el siguiente:
Cuando estamos despojados del querer tener más bienes, del querer constantemente conseguir retos … es cuando más libres somos y por tanto, cuando más felices somos.
Cuando no aspiramos a grandes cosas y simplemente vivimos agradecidos de lo que tenemos es cuando más saboreamos nuestra vida, la vivimos desde dentro y la compartimos con otros sin condiciones.
- ¿Qué le dirías a alguien que está pensando en participar en un voluntariado?
Yo animaría a todos los jóvenes que tienen inquietudes y ganas de comprometerse con el mundo a participar en el voluntariado que ofrece nuestra ONGD Spínola Solidaria o en cualquier otro voluntariado. Os alentaría a ello porque es una experiencia, que como he descrito anteriormente, os hace más humanos, os abre la mente, os cambia la manera de mirar, de pensar, de juzgar. Os enseña de manera vivencial, que el mundo real está lleno de desigualdades, de carencias materiales y afectivas, de situaciones injustas…y lo más importante de todo, después de vivir una experiencia como esta, te convences de que una de tus misiones en la vida es DAR RESPUESTA, en primera instancia a los que tienes a tu alrededor, por ahí empieza el verdadero cambio.
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